Harrys intercepta el balón en el centro del campo con un control al pie al alcance únicamente de los cracks. Tras una memorable pared se escora a la banda izquierda conduciendo el esférico con una velocidad y templanza equiparables a los mejores años del blaugrana Stoickov. A la par Javi se desmarca en un tiralíneas telegrafiado digno de los mejores manuales de entrenadores, recibe con el pecho y ametralla la meta rival como si de un misil balístico se tratase. Se empezaba a masticar la tragedia para el Manganeses ya que el Aguilar apretaba cada vez más sabido de las carencias del contrario.
domingo, 8 de abril de 2007
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